enero 07, 2007

Odio los retrasos.

Después de esperar durante dos horas en la estación Retiro, el micro se dignó a salir. Ya nos habían avisado que íbamos a llegar, obviamente, 2 horas mas tarde.

Una vez que agarramos la ruta y las luces se apagaron me dispuse a dormir.
No duró mucho mi descanso ya que escuché un fuerte bocinazo y ví, de mi derecha un destello de luces altas, seguido a eso, sentí como pasaba un auto en sentido contrario.
Me sorprendió que nos pasara por la derecha, por lo cual, solo pude suponer que el micro había realizado una maniobra no muy 'legal' (lo cual no me interesó, con tal de que llegásemos a horario).
De todas maneras esto no terminó acá, ya que una vez que terminé de evaluar esto, escuché otro bocinazo (aunque creo que fue más de uno), una frenada o derrape y, al final, un golpe y un estruendo.
Ese golpe hizo que el micro se descontrolara y diera un vuelco; con lo que mis cosas, junto conmigo y el resto de la gente, terminamos en cualquier lugar.
Una vez que acabamos de girar y golpearnos, pude observar que todo el ómnibus estaba destrozado, que la gente estaba gritando y llorando.
Lo primero que hice fue salir, caminar dificultósamente unos pasos y ver la escena de una distancia prudencial.
Ahí estaba el desastre: el micro y dos autos totalmente destrozados; la gente desparramada, sangrando, gritando... y el micro con un principio de incendio.
Me aproximé corriendo donde había una mujer mayor, intentando salir por la ventana, sus piernas estaban destrozadas y estaba atrapada por el asiento y una mochila.
La tomé fuerte de los brazos, la hice a un costado y pude, por fin, tomar la mochila (MI mochila).
Una vez que logré esto me di vuelta, vi un auto detenido y con su conductor desesperadamente tratando de ayudar.
Me acerqué al auto, me subí, y retomé mi camino.
Se estarán preguntando qué pasó.
O si actué bien.
No es mi problema, yo sólo quería llegar a horario, y lo hice.